En esta evaluación en la asignatura de oratoria vamos a recitar poesía en público, pero con el fin de expresar emociones y sentimiento.
La poesía no tiene por qué morir en el papel. Cada vez son más los artistas que eligen pronunciarla en voz alta y también va en aumento el público que elige consumirla escuchada. Es por esto que se está poniendo de moda en las ciudades el Poetry Slam, un encuentro de poesía recitada en el que participan los propios autores frente a una audiencia que puntúa tanto sus versos como la manera en que los hacen llegar al público. Barcelona se ha convertido en una referencia de esta tendencia que nació en EEUU.
El Poetry Slam Barcelona, que cuando empezó en 2010 no reunía a más de 35 personas, hoy congrega una vez al mes entre 500 y 600 en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), siendo la competencia con mayor público en España.
El slam tiene la filosofía de promover una poesía popular, más cercana a la gente común que a la academia. El evento se desprende de las lecturas solemnes o lúgubres y, en cambio, propone un ambiente dinámico y distendido, con música de DJ y una barra con cerveza. El slam viene a demostrar que para ser profunda, la poesía no necesita ser aburrida.
Para Marta Torras, co-directora del festival, allí es donde se explica el éxito de este formato: “Es una actividad muy participativa, otra manera de acercarse a la poesía de forma muy directa, donde puedes ver tantas realidades como personas. Es muy bonito ver el mundo interior de cada participante”.
Alrededor de diez participantes compiten por lograr que sus versos conmuevan a los espectadores en solo tres minutos, sin la ayuda de utilería ni vestuario, sólo con su poesía e interpretación. Al terminar, el público es quien decide: cinco “jurados” escogidos al azar deben puntuar los poemas con sus pizarras.
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